El jefe se llama Simon, es inglés pero habla castellano e incluso catalán (esto último no está comprobado). Es un tío majo que se pasea en pantalón corto y chanclas por la oficina. No programa y está en otro despacho, así que al final mi trato con él es mínimo.
El que sí que me manda cosas es Roel, Project Manager como le gusta decir. Es holandés. En realidad tiene otro nombre impronunciable para los que no son de su especie, por eso todo el mundo le llama Roel. Habla castellano pero creo que no muy bien, porque usa el inglés casi siempre.
A mi lado está Ana, filipina-malagueña. Habla castellano con acento ligeramente andalú, y unido al color de su piel yo al principio pensaba que era sudaca. Pero no, es de ese país en el que todo el mundo se llama Paco, Ana, Pepe, María, y ni Diox habla español. Antes programaba Java, y cuando llegó a la empresa la metieron a montar la versión flash de Servicaixa, que en el Liceu entra en servicio en breve. Un marronazo del copón, vaya.
En otra habitación contigua está Marcos, Argentino que nunca llega antes de las 17, y por lo que dicen se va después de las 12, e incluso le da los findes. No estoy muy seguro de lo que hace, creo que es flashero/diseñador, pero igual también programa, no lo sé.
En frente de Roel se sienta Xavi, catalán majete, programador Flash. Cuando habla con Roel le habla en castellano, y Roel le responde en inglés, curiosa pareja.
Detrás de Xavi está Ian, al que todos llaman Sam. Me contó la historia, pero no la recuerdo muy bien. Programa Flash también. Ayer comiendo puso voz de tía como lo haría un Monty Python, dijo algo gracioso, y luego soltó una carcajada estentórea. Habla muy poco castellano, así que habla con todo el mundo en inglés, y hay que hablarle en inglés si quieres que te entienda.
En el despacho de Simon hay una australiana cuyo español es bastante nulo también. Ni siquiera sé como se llama, por lo visto vende revistas o algo así, no tiene nada que ver con mi empresa. Sólo la veo pasar cuando va al patio de los gatos a fumarse un piti.
También comparte oficina la novia de Simon, pero creo que tampoco trabaja en mi empresa. No sé lo que hace, salvo dar vueltas y cojer el teléfono.
Estas dos últimas no hablan con nadie salvo Simon, y entre ellas. La novia de Simon ni siquiera saluda al llegar ni se despide al irse.
Ayer Marcos entró con una señora mayor que tampoco trabaja en el despacho, sólo viene un día a la semana a ponerles comida y agua a los gatos del patio de los gatos.
Tenemos un patio al que vienen a comer cienes y cienes de gatos callejeros de la zona porque la señora de los gatos les pone comida y agua una vez a la semana. Los fumadores salen a fumar ahí, por ahora creo que sólo fuman Xavi y la australiana.
También hay un yanki que aparece de vez en cuando, amigo de Simon, que tampoco pinta nada en Conexia (el nombre de mi empresa)
Y luego estoy yo, luchando por que mi nombre no se quede en Juan, aunque mucho me temo que con Roel ya es demasiado tarde, y probablemente con Sam y Simon también. Cruel destino.
Aún me falta gente por conocer, que están de vacaciones, así que ya os iré contando en futuras ediciones de La Torre de Babel.
Hale deu!!
sábado, agosto 26, 2006
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1 comentario:
Joe tío, la verdad es que aburrirte no te vas a aburrir, eso seguro. Aquí estamos en plenas fiestas y cada año q pasa me acuerdo más de aquel año mítico...qué tiempos aquellos. En fin nene que te cuides y a ver si vienes en september.
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